Arribes del Duero: es un espacio natural protegido español —declarado parque natural, zona de especial protección para las aves, zona especial de conservación y reserva de la biosfera— que se extiende por el noroeste de la provincia de Salamanca y el sudoeste de la provincia de Zamora, en la comunidad autónoma de Castilla y León, junto a la frontera portuguesa.
Arribes, arribas y arribanzos son vocablos leoneses utilizados para denominar la garganta fluvial del río Duero y la de sus afluentes Águeda, Esla, Huebra, Tormes y Uces en esta zona. Esta geomorfología se caracteriza por una zona de depresión o de altitud más baja y otra de penillanura o de altitud más elevada, siendo los arribes el conjunto de ambas zonas, que se sitúan a orillas de estos ríos.
Su territorio está protegido para preservar el nivel de conservación de sus ecosistemas naturales y valores paisajísticos en armonía con los usos, derechos y aprovechamientos tradicionales y con la realización de actividades educativas, científicas, culturales, recreativas, turísticas o socioeconómicas compatibles. La Junta de Castilla y León incorporó este territorio a su red de parques naturales el 11 de abril de 2002, bajo el nombre de parque natural de Arribes del Duero. El Gobierno portugués hizo lo mismo con su parte algo antes, el 11 de mayo de 1998, bajo el nombre de parque natural del Duero Internacional. Está catalogado también, casi con la misma extensión, como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Zona Especial de Conservación (ZEC), del proyecto europeo Red Natura 2000. Además, el 9 de junio de 2015, los dos parques son declarados reserva de la biosfera transfronteriza por la Unesco bajo la denominación de Meseta Ibérica
Los grandes desniveles de su orografía, el alto caudal del Duero y los numerosos ríos que en él desembocan, convierten a esta zona en una de las de mayor potencial hidroeléctrico de la península ibérica. Los gobiernos de España y Portugal firmaron en 1927 un acuerdo para repartirse el aprovechamiento del Duero internacional en dos sectores, a raíz del cual se construyó la red de embalses de Saltos del Duero.
La profunda hendidura abierta por el encajonamiento del Duero y sus afluentes suaviza el régimen térmico hasta el punto de permitir el desarrollo de una inusual vegetación termófila y de cultivos típicamente mediterráneos en bancales, ya que la garganta del Duero se comporta como un condensador de calor. De tal manera que, mientras en la penillanura imperan unas condiciones climáticas caracterizadas por inviernos largos y muy fríos y veranos cortos y moderadamente cálidos, el escobio fluvial representa un islote de calor que redunda en que los inviernos sean cortos y suaves y los veranos largos y calurosos. Además de la diversidad vegetal, las vertientes más escarpadas se han convertido en un lugar idóneo para el refugio de la fauna salvaje, especialmente para las aves.
Su ubicación fronteriza, alejada de los grandes núcleos de población y con escasas infraestructuras, ha propiciado un continuo proceso de despoblación de sus pueblos aunque también ha permitido la conservación de un amplio patrimonio histórico, cultural y natural, entre el que destacan su paisaje, arquitectura y tradiciones. En los últimos años, con la protección de este territorio, han llegado algunas iniciativas inversoras relacionadas con el turismo y el comercio minorista transfronterizo. Esta circunstancia ha evidenciado que sea necesario preservar y potenciar su hábitat natural, su patrimonio y sus tradiciones socioculturales, principales propulsores de su economía.